Mi sangre hierve inexplicablemente y en mi el alma va creciendo una vorágine de ira. No se puede de explicar la marchites de mis alegrías, ni muchos menos el porque de tanta mierda que va surcando mis venas como un iracundo tiburón (Pez ciego que va orandando las pieles del mar). Solo cuesta decir a medias, ¿vale la pena vivir dando sin recibir?…
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Improvisación de un poema Nº3
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